El silbatazo de salida lo dio “The Guardian”, y lo siguió otro periódico, “La Vanguardia”: que se salen de Twitter, o sea, de X, porque no les gustan su sesgo de ultraderecha, sus fake news y su conspiracionismo. Y se vino una desbandada que ya comprobaremos si lo es realmente, o sea, una desbandada de dientes para afuera que a ver si lo es de hecho, porque ya hemos contemplado a la progresía en el acto de decir que adiós a esta red social violenta, paranoica y fakenewsera en la que sin embargo, a pesar de que, dicen, se apoderó de ella la derecha dura gringa, con Elon Musk, el dueño, a la cabeza, siguen.

En cualquier caso, la pregunta sería: ¿pues en qué Twitter, o X, andaban, compañeres? Por un lado, aquí pululan, desde siempre y todavía, lo que los mexicanos y los argentinos llamamos “coreanos del centro”. Los de la equidistancia. O sea, la mega hueva: los que le hacen el caldo gordo a los radicales, pero sin la gracia psicótica de los radicales, sino más bien todo lo contrario. Nadie los ha corrido.

Luego, claro, estaban los radicales de a de veras, que podían ser los de la derecha dura, como los que ahora dicen los chairos del mundo que se han apoderado de esta red social, pero también los de la izquierda recalcitrante-populista, los por fortuna ya muy apagados wokes, con sus ramplonadas descolonizadoras, su racismo anti blancos y su muletilla de la masculinidad tóxica, y sus aliados rarísimos, que son las mil agrupaciones del islamismo radical.

Alejo Schapire recuerda que en la era pre Elon Musk, Twitter, mientras prohibía a Trump, permitía sin problemas a Nicolás Maduro o a los de la tenebra iraní. Bueno, tiene razón, con el añadido de que Maduro, como las aberraciones antisemitas de la izquierda gringa y europea, sigue ahí, tan campante. De México mejor no hablamos.

Ahí anda la cuenta de nuestro ex presidente López Obrador, cuyo silencio es auto inducido, como siguen los moneros del bienestar con sus poemas a mayor gloria del líder eterno y sus opositores descabezados en dibujos propios de un niño de cuatro años.

Vaya, que Twitter, o sea X, sigue siendo la pelea de futbol llanero que ha sido siempre, y que probablemente lo que les puede a los chairos del mundo es que ahora en esta bendita red social, como en el mundo tangible, hay una derecha dura, malora, beligerante, respondona, desde luego no la deseable, que avanza sin parar y que no parece dispuesta a sucumbir al chantaje de la cancelación woke y el linchamiento progre.

Una derecha con la que da la impresión de que la nueva vanguardia proletaria no se atreve a aventarse un duelo dialéctico. Bueno, pues adiós. A discutir con ustedes mismos en donde sea que los reciban. Los demás, de momento, nos quedamos aquí, haciendo lo de siempre y, hasta donde hemos visto, sin censura.

POR JULIO PATÁN

COLABORADOR

@JULIOPATAN09

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