Uno de los más grandes misterios aéreos de los que se tiene registro es lo que pasó con el vuelo 811 de United Airlines, el cual despegó de Honolulu, Hawái, con destino a Auckland, Nueva Zelanda. El avión – un Boeing 747 – salió del aeropuerto la madrugada del 24 de febrero de 1989 llevando en su interior a 337 pasajeros y 18 miembros de la tripulación, de los cuales solo aterrizaron 328, mientras que 9 personas desaparecieron dentro de la aeronave y jamás volvieron a ser localizadas.
De acuerdo con una reciente reconstrucción de hechos, publicada en YouTube, la aerolínea United Airlines convenció a varias personas para que cambiarán su vuelo y tomarán el Boeing 747 que despegaría pasada la media noche del 24 de febrero. Por esa razón, el avión se encontraba a su máxima capacidad, llevando a bordo a 337 pasajeros y 18 miembros de la tripulación, los cuales se encontraban bajo las órdenes del capitán de vuelo: David Cronin.
La información oficial destacó que el capitán David Cronin tenía en aquel entonces la edad de 59 años y – al momento de los hechos – había acumulado un total de 28 mil horas de vuelo, incluidas aproximadamente mil 600 horas en un avión Boeing 747. Cabe mencionar que el vuelo 811 fue el penúltimo vuelo programado que tenía Cronin antes de su retiro obligatorio, por lo que eran sus últimos minutos tripulando de un avión comercial.
Nueve pasajeros desaparecieron a mitad del vuelo
Aunado a capitán, la tripulación contaba con la presencia de el primer oficial Gregory Slader y el ingeniero de vuelo Randal Thomas, de 48 y de 46 años de edad respectivamente. El resto de la tripulación eran los 15 asistentes de vuelo. En cuanto a los pasajeros, habían personas de distintas nacionalidades, las cuales pretendían volar de Hawái, Estados Unidos, a Auckland, Nueva Zelanda. Sin embargo, nueve de estas personas nunca llegaron a su destino y se perdieron a mitad del vuelo.
La tragedia ocurrió minutos después de que el avión había despegado, cuando la aeronave se encontraba a más de 23 mil pies de altura. Según las investigaciones del caso, 17 minutos después de haber iniciado el vuelo, la compuerta del Boeing 747 se abrió y se desprendió, lo que ocasionó que se generara un enorme agujero en el costado de la aeronave, por el cual fueron succionados 9 pasajeros. Los restos de las personas cayeron al Océano Pacífico, mientras que los escombros golpearon el avión y provocaron un incendio en los motores.
Jamás encontraron los cuerpos de los desaparecidos
Los pilotos del avión controlaron el fuego y decidieron regresar de emergencia a Hawái, pues tenían un enorme agujero en el costado derecho del avión, lo cual representaba un grave peligro para el resto de las personas a bordo. Gracias a los esfuerzos del capitán, el Boeing 747 aterrizó en Honolulú de forma segura y sin otro inconveniente. De su interior fueron evacuaron 328 pasajeros y los 18 miembros de la tripulación.
Aunque las autoridades trataron de localizar a las nueve personas que desaparecieron en el aire, jamás pudieron hallarlas. Sus cuerpos se perdieron en algún punto del Océano Pacífico. Entre las víctimas se encontraban hombres y mujeres quienes pretendían viajar a Australia por turismo, o porque eran originarios de dicho país.
El accidente habría sido causado por un defecto el avión
Las investigaciones posteriores sugirieron que el accidente se ocasionó por un descuido humano, ya que la puerta de carga no se cerró correctamente antes de despegar. La agencias de investigaciones agregaron que el Boeing tenía defectos en sus puertas de carga, por lo que exhortó a todas las aerolíneas a reforzar los seguros de las puertas de todos los Boeing, acciones que se llevaron a cabo en un lapso de 18 meses.
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