La música regional mexicana está cambiando y son ellas quienes encabezan la transformación. Sobre la narrativa de lujo y riqueza, compañeras despampanantes, vidas al límite y jactancia del mundo de las drogas y el crimen organizado del que siempre alardearon los intérpretes masculinos, las mujeres están montando un nuevo discurso que reconoce su condición femenina, afirma el investigador José Manuel Valenzuela Arce (Tecate, Sonora, 1954).
Intérpretes de corridos tumbados como Michelle Maciel, Ivonne Galaz o Jenny 69, entre otras, están fijando una postura a través de su música:
“Ahora aparece un fuerte posicionamiento como mujeres deseantes, que tienen control sobre sus propios cuerpos, mujeres que viven la fiesta, el reguetón, y que rompen con la tradición del melodrama en la canción ranchera: ya no es esta exhibición a pecho abierto de la tragedia, del desamor, o el descalabro de la traición sino de mujeres que tienen la decisión sobre su poder”, dice.
El sociólogo, Premio Nacional de Artes y Literatura 2023, da continuidad a su anterior trabajo, donde se ocupó del fenómeno musical que representa el corrido tumbado. Ahora entrega “Las morras tumbadas” (Ned, 2024), en el que analiza la protagónica participación de las mujeres en un género musical que sigue cobrando fuerza entre los jóvenes contemporáneos.
El corrido “Vanessa Guillen” de Ivonne Galaz, en el que denuncia el feminicidio de la militar estadounidense y “El jefe”, lanzado por Shakira y Fuerza Regia, que habla de migración y explotación, explica Valenzuela, prefiguró la llegada masiva de mujeres intérpretes al regional mexicano, particularmente el corrido tumbado, para reclamar su lugar y poner en boca de todos los temas que les preocupan e interesan.
El discurso reivindicativo ha llegado al género:
“Hay un posicionamiento, son mujeres empoderadas, así se plantean, que son activas, no pasivas, mujeres que son independientes, no son dependientes de los vatos, son mujeres que reivindican un espacio fuera del ámbito doméstico, y lo dicen explícitamente, no soy ama de casa, quiero vivir este mundo de afuera, que fue una de las grandes demandas del feminismo, esta relación de lo público-privado”.
Los temas de las ‘morras tumbadas’ también “desdibujan la centralidad” del crimen organizado que cantaron los hombres. “Sí aparece y hay gente que reivindica su lugar a partir de sus relaciones con grandes narcotraficantes, pero no es sólo eso, es una condición distinta la que estamos observando, yo le llamo ‘biofeminismo’, una suerte de poder construido a partir del reconocimiento, del control de ellas sobre sus propios cuerpos, aun cuando no tengan mayor conocimiento de los grandes debates feministas”.
Valenzuela habla al menos de 17 ‘morras tumbadas’ en su libro, pero advierte que a pesar de su protagonismo siguen estando en una dimensión de desigualdad frente a sus pares masculinos y en ellos advierte tres factores: el ‘desclasamiento’ de los intérpretes, que ha convertido en millonarios a muchos de los protagonistas del movimiento tumbado; la expansión del género, ya no sólo en México y Estados Unidos, sino incluso en países como Japón; y la creciente demanda del género en todos los sectores sociales:
“Ya no solo son sectores identificados como de baja escolaridad sino también de alta escolaridad. Barack Obama incorporó a Peso Pluma en su top ten list del verano pasado, estamos hablando de una transformación estética”.
Surgido en la marginalidad, el corrido tumbado acaba siendo engullido por el sistema:
“Las industrias culturales y el neoliberalismo, el ‘tardocapitalismo’, como queramos llamarle, se ha caracterizado por tener una enorme capacidad para engullir las disidencias, las diferencias, las contraculturas, las divergencias; las incorpora, las lucra y las vomita, así ocurrió con el hipismo, con aspectos del movimiento punk”.
“Lo que estamos observando es que frente a este enorme éxito que están teniendo estos jóvenes, Peso Pluma rompe récord Guinness con 9 mil 500 millones de visitas en YouTube, se aprovechan estos movimientos para incorporarlos a las vitrinas del mercado. De tal manera que si observamos los últimos conciertos de Peso Pluma vemos que son una suerte de pasarela de Adidas, todo el vestuario de él, de los músicos, de los bailarines, es de una marca y los derechos de transmisión son de Disney”.
Frente a esta realidad, el discurso de las ‘morras tumbadas’ incide en el orden patriarcal, pero no llega a las capas más gruesas del sistema de mercado.
“Al final de cuentas las narrativas siguen inscritas en la lógica del consumismo, en la lógica del poder a través de esa capacidad de adquirir cosas, en esa forma de construir relaciones cosificadas, en esta idea de mujeres diciendo a la otra mujer te pongo casa, carro y chofer…”, señala.
ELEMENTOS
- Al menos 17 mujeres tumbadas son motivo de análisis en el libro de Valenzuela
- El volumen incluye un catálogo de la música consultada y semblanzas de las intérpretes
- José Manuel Valenzuela ganó en 2023 el Premio Nacional de Artes y Literatura
- Se le concedió en el campo de Historia, Ciencias sociales y Filosofía
FOTOS: ESPECIAL
MAAZ
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