Con dos décadas en el escenario, Mónica del Carmen busca alianzas para crear historias críticas y profundas sobre diversos temas culturales que no sólo entretengan al público también les permitan reflexionar sobre cuestiones sociales como la vejez o la discriminación.
“Cada vez es más fácil crear alianzas, pero esto es gracias a un gran camino recorrido en el que he trabajado con grandes cineastas como Yolanda Cruz, Alonso Ruizpalacios o Kenya Márquez, con quienes uno fuerzas, ganas y trabajo para ahondar en nuevas narrativas tanto para películas, series u obras de teatro”, contó.
Del Carmen actualmente participa en la obra Sin fecha de caducidad, una obra dirigida por Edurne Goded y protagonizada por Regina Flores Ribot, Tae Solana Shimada y ella, para hablar de la vejez femenina y los retos que ésta conlleva.
“Esta carrera se trata de hacer alianzas, por ejemplo en el teatro con Regina, veo a una adulta mayor que abre espacios para conseguir estos proyectos y los llevamos a un buen término para incentivar a otras generaciones a encontrar nuevas maneras de poner estos temas en la conversación”, afirmó.
La obra reúne muchos testimonios de mujeres diversas hablando de temas femeninos como el deseo sexual en la vejez, la competencia las redes sociales, la vida en sí y por supuesto, la muerte, desde el derecho de partir dignamente.
“Todo el texto se complementa con testimonios propios de las tres actrices que estamos en escena, las tres de diferentes edades, lo que genera una historia bastante sensible que se conforma de esta pieza documental y conversatorio donde la gente puede expresarse”, agregó.
DEFIENDE SU IDENTIDAD
Aunque la actriz aseguró que jamás le han negado un papel por la edad, siente que la industria del entretenimiento aún está muy racializada, ya que pareciera que las mujeres de pieles morenas no pueden ser las guapas y deseadas en la película.
“Son pocas las historias que permiten eso, entonces nosotras nos enfrentamos no sólo a la edad, sino también a la racial, y sí efectivamente he enfrentado varios cuestionamientos a lo largo de mi carrera”, contó.
Sin embargo, entiende a la industria y está acostumbrada a combatir estos prejuicios, ya que desde que descubrió su interés por la actuación, aprendió a combatir la hegemonía y a defender sus raíces.
“Me enseñaron a sentirme orgullosa de mi identidad y lengua. Yo crecí en un mercado y fui una niña muy discriminada, pero en la escuela cobre un sentimiento de identidad muy potente, jamás me he puesto botox o aclarado la piel, valoro lo que soy y lo difiriendo a capa y espada.
MAAZ
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